Cada vez que ofrezco un curso para padres o que pregunto a los padres qué es lo que más quieren para sus hijos, las respuestas más frecuentes son: "Quiero que sean felices" y "No quiero que sufran"
Eso es un deseo natural y es lo que nos motiva en nuestra crianza.
Lo que pasa es que muchas veces corremos el riesgo de protegerlos demasiado y no permitirles experimentar y transitar todas las emociones incluidas las más incómodas como la tristeza.
El desarrollo emocional es fundamental en la crianza de los niños, ya que les permite comprender, gestionar y expresar adecuadamente sus emociones. Sin embargo, a menudo se pasa por alto la importancia de enseñar a los niños a transitar las emociones incómodas, como la tristeza, el miedo o la frustración. Ayudar a los niños a comprender y aceptar estas emociones les brinda herramientas para el autocuidado, la resiliencia y el bienestar emocional a lo largo de su vida. Y eso es una de las claves para poder experimentar la felicidad.
La tristeza es una emoción que a menudo asociamos con sentimientos negativos y buscamos evitar o eliminar. Sin embargo, es crucial reconocer que la tristeza desempeña un papel fundamental en nuestra experiencia emocional y es indispensable para apreciar y experimentar la verdadera felicidad.
La tristeza nos brinda la oportunidad de procesar y sanar las heridas emocionales. Es una respuesta natural ante situaciones de pérdida, decepción o desafíos. Permite que nos conectemos con nuestras emociones más profundas y nos ayuda a reflexionar sobre nuestras experiencias. La tristeza nos impulsa a buscar apoyo, a tomar medidas para cambiar las circunstancias que nos generan dolor y a aprender valiosas lecciones de vida.
La tristeza nos desafía a enfrentar y superar obstáculos emocionales. A través de la tristeza, podemos aprender lecciones importantes sobre nosotros mismos y el mundo que nos rodea. Nos ayuda a desarrollar resiliencia emocional, ya que al enfrentar y superar experiencias tristes, fortalecemos nuestra capacidad para lidiar con futuros desafíos. La tristeza también puede ser un motor de cambio y motivarnos a buscar un mayor bienestar y autenticidad en nuestras vidas.
¿Entonces qué podemos hacer nosotros como padres cuando nuestros hijos están tristes?
En el pasado lo que nos decían y que quizás nosotros decíamos era. "Deja de llorar".
Ahora ya sabemos que hay mucho más que podemos hacer y decir.
Aquí te dejo unas sugerencias:
- Válida y acepta sus emociones: es importante que los niños se sientan comprendidos y aceptados cuando experimentan tristeza. Válida sus sentimientos y hazles saber que es normal y natural sentirse triste en determinadas situaciones. Evita minimizar o ignorar su tristeza.
- Fomenta la expresión emocional: anima a los niños a expresar sus sentimientos de tristeza de manera adecuada. Pueden hacerlo a través de palabras, dibujos, escribir en un diario o participar en actividades creativas. Permíteles expresar libremente lo que sienten y escúchalos atentamente sin juzgar o interrumpir.
- Enséñales a identificar y etiquetar sus emociones: Ayuda a los niños a reconocer y ponerle nombre a sus emociones. Enséñales el vocabulario emocional para que puedan identificar y comunicar sus sentimientos de tristeza de manera más precisa. Puedes utilizar tarjetas o ilustraciones de emociones para ayudarles a visualizar y comprender las diferentes emociones. Aquí te dejo una ruedas de emociones que puedes encontrar útil.
- Explícales la naturaleza temporal de las emociones: Ayuda a los niños a comprender que las emociones, incluida la tristeza, son temporales y que fluctúan con el tiempo. Explícales que la tristeza no durará para siempre y que hay momentos felices y alegres que vendrán en el futuro. Esto les ayudará a desarrollar una perspectiva más equilibrada y afrontar la tristeza con esperanza.
- Fomenta la empatía y el apoyo mutuo: Enséñales a los niños la importancia de ser compasivos y solidarios con los demás cuando están tristes. Anímalos a ofrecer palabras de consuelo, abrazos o escucha activa a sus amigos y familiares que están pasando por momentos difíciles. Esto les ayuda a desarrollar habilidades sociales y fortalecer sus relaciones interpersonales.
- Modela una actitud saludable hacia la tristeza: Como adulto, eres un modelo importante para los niños. Muestra una actitud saludable hacia la tristeza al expresar tus propias emociones de manera adecuada y compartir cómo las manejas. Evita ocultar tus emociones o darle una connotación negativa a la tristeza. Demuestra que es natural y normal experimentar tristeza y que es posible superarla de manera saludable.
- Enseña estrategias de afrontamiento saludables: Enséñales a los niños estrategias de afrontamiento efectivas para lidiar con la tristeza, como la respiración profunda, la práctica de actividades relajantes, el contacto con la naturaleza, el ejercicio físico, la escritura de diarios o hablar con alguien de confianza. Ayúdales a identificar qué estrategias les funcionan mejor y promueve su uso cuando se sientan tristes.
Recuerda que cada niño es único y puede tener diferentes formas de lidiar con la tristeza. Adaptar estas pautas a la edad y la personalidad del niño es clave para brindarles el apoyo emocional que necesitan.
La tristeza es una emoción universal que nos conecta con los demás. Cuando compartimos nuestras experiencias de tristeza, creamos una conexión empática con quienes nos rodean. Nos permite mostrar compasión, consuelo y apoyo hacia los demás, fortaleciendo así nuestras relaciones interpersonales. La tristeza compartida también puede generar un sentido de comunidad y solidaridad, ya que nos unimos en momentos de dificultad.
Emy Alonso y yo hicimos un directo la semana pasada sobre este tema.
Te dejo el enlace aquí por si acaso estás interesado en escucharlo.