Para mí esta es una temporada de muchas capas, como una cebolla, y de muchos sentimientos, todos revueltos.
Una temporada que se originó como una oportunidad de reflexión, pausa, expectativa y tiempo de calidad pasado con nuestros seres más queridos se está convirtiendo para muchas personas en una ocasión de estrés y presiones más fuertes que las del resto del año.
Presiones y emociones
Me miro alrededor y lo que veo son muchas personas presionadas a hacer, a cumplir, a ostentar, a trabajar el doble y esto unido a mucha emociones contrastantes, algunas mías, otras de personas que han compartido conmigo como se sienten en estas semanas, quizás tú te identifiques con unas y no con otras. También creo que es perfectamente normal sentirlas todas aun si parecen contradictorias.
Les dejo aquí, unas pinceladas que juntas forman el cuadro de esta estación para mí.
Sentido de magia y expectativa
Por un lado, esta puede ser una temporada de expectativa y magia creada por las luces, los colores, las tradiciones, que sean esas religiosas (se espera la llegada del niño Jesús) o no (se espera la llegada de Santa). Hay mucha ilusión en el aire y eso lo saben bien los padres a quien les cuesta aún más de lo normal que los niños se acuesten a una buena hora. También puede que haya expectativas de reunirse con familiares que no se han visto en mucho tiempo, expectativas de salir a comer con compañeros de trabajo y disfrutar tiempo justos fuera de la oficina.
Lo que pasa es que me he estado dando cuenta de que las expectativas muchas veces no son útiles y agregan a la presión social.
Tiempo de reflexión
Este puede ser un tiempo de reflexión por el hecho que se acerca el final de año y quizás se hace un balance de lo que ha ocurrido en los últimos 12 meses. O se observa la presión hacia un consumismo exagerado en nuestro alrededor y se decide ir contra corriente, comprando meno, regalando experiencias en vez de cosas materiales, ayudando a los niños a reflexionar sobre cuáles son los valores importantes.
Estos son también los días cuando nos damos cuenta de los afortunados que somos y deseamos ofrecer regalos y ayudas a personas que están atravesando dificultades.
Tiempo de calidad, o quizás no
Para algunas familias esta temporada es también sinónimo de vacaciones y tiempo de calidad en familia, sin embargo, hay personas que trabajan sin parar hasta el día de Navidad y además tienen que buscar el tiempo para cocinar algo especial, para buscar regalos, para descansar, para no estar con los nervios a flor de piel.
Presión por mantener las apariencias
¿Cuántos de nosotros experimentan algún tipo de presión en estos días? La presión de dar la impresión de que nuestra vida es perfecta, la presión de gastar hasta lo que no tenemos, para salvar las apariencias y comprar todas las decoraciones nuevas, la presión de rellenar los niños de regalos, la presión de buscar regalos para todo el mundo hasta para las personas con quien nos llevamos mal, la presión de tenerlo todo listo en cada detalle.
Y la presión más grande de todas, el ogro que domina nuestras vidas y decisiones, la presión de lo que dirán los demás.
Presión para los padres
Los padres sienten tanta presión en estos días porque quieren que sea una temporada especial para los niños. Así que, por un lado, hay aquellos padres que llenan los niños de regalos para compensar quizás la falta de tiempo pasado con ellos durante el año.
Como escribe la psicoterapeuta Lidia García Asensi en un articule de El Mundo:
"Muchos creen que cuantos más regalos tenga el niño, más feliz será...Estas fechas se emplean en ocasiones para compensar con regalos el poco tiempo que los padres hemos pasado con nuestros hijos, debido al trabajo y quehaceres diarios. La idea de que estos son una forma de demostrarles amor, sumado al sentimiento de culpabilidad, nos lleva a suplir la falta de afecto y atención con objetos materiales".
Aquí abajo puedes encontrar el artículo completo:
Por otro lado, hay padres que no están en condición de ofrecerles a sus hijos todas las cosas materiales que nuestra sociedad dice que se necesitan en Navidad. Me acuerdo leer recientemente un post de una mama en un grupo de padres de Facebook donde decía con tristeza que no tenía nada para hacer los regalos a sus hijos. Su angustia era palpable. Y me hizo preguntarme si de verdad queremos vivir en un mundo así.
Presión para los niños
"Pórtate bien o Santa no te trae los regalos".
La verdad es que este tipo de amenazas no son para nada útiles y no enseñan nada de valor a los niños. Los niños aprenden que solo vale la pena hacer algo que los adultos percibe como "portarse bien" para obtener algo en cambio y no porque están desarrollando una motivación interna a ser buenas personas.
En muchos casos ellos ni siquiera entienden que significa el "portarse bien". Esa es una expresión muy general que no les sirve a menos que nosotros nos tomemos el tiempo de mostrarle lo que es que nos gustaría que hicieran.
Y aun así el regalo más grande que podemos hacerles es que desarrollen su motivación interna para hacer las cosas bien y no que no sean motivados solamente por el deseo de una recompensa.